¿Por qué sirve la história?

Que aún existan quienes se preocupen de la utilidad de la historia no nos sorprendamos de aquello, ni tampoco de la redundancia de los contenidos de la historia a los educandos, sin instruirles las variantes ni darle la oportunidad de realizar una labor personal útil y efectiva, y estos concluyan por ver en la disciplina como una actividad fastidiosa sin servicios y sin atractivos, por lo cual se produce un torpeza de nuestro pasado en varios sectores de nuestra sociedad y este desconocimiento se traduce en una ausencia del sentido de responsabilidad, de incomprensión de nuestros problemas y de carencia de visión para enfrentarse al destino. Por lo tanto, la misión de los futuros profesores de historia y formadores de personas, es crear en los estudiantes la reflexión y la critica en los escenarios habituales que se viven, generando así una persona capaz de conocer su pasado desde el presente y además comprenderlo. La enseñanza por décadas a sido verbalista, memorista, dogmática; el profesor y profesora explica la lección sin seguirle a esta representaciones graficas o documentales alguno, en la mayoría de los casos; y es por esto que repetir el texto del educador, genera rara vez el ejercicio del estudiante critico en la resolución de las trabas del tiempo y el espacio, por lo cual la enseñanza carece de sentido, finalidad y de emoción. ¿De quien es el problema? Hacer responsable solo al profesor, ¿es reconocer que la historia realmente tiene dificultades en su entrega? o ¿Existen facilidades para el trabajo del maestro? ¿Qué es lo que falta? o ¿Cómo ciencia que estudia la humanidad, nos hace responsables a todos por igual? Bueno la historia y su didáctica en si misma son variadas, pero es común educar en esta ciencia con una finalidad exclusivamente informativa; y no extrayendo de ella los significados y criterios de que se encarga; no se la aprovecha para el cultivo de los hábitos mentales. Así, se pierde de vista la función formativa de la historia, que es su valor por excelencia. Como aditivo, el tiempo que se estudia y enseña la historia no es el necesario, y la vez aun predomina la tendencia a la falta de atención a los hechos fuera del campo militar y político; y por otro lado, se aspira dar preferencia programática al aspecto económico y cultural del desarrollo de lo humano. Esto explica las dificultades y deficiencias con que se estudia. Un apartado distinto, pero no lejos de la práctica educativa tiene la investigación histórica que es un ejercicio continuo del pensamiento reflexivo, y exige al historiador y al maestro la acción abstraída de las personas en sociedad. “Hay que actuar y asentar la mirada donde los demás pasan la vista distraída” y comprender la acción humana y la responsabilidad emergente del uso de la libertad. Instruir la historia no tiene que ser solo la exigencia de la memorización de hechos, fechas y nombres, es más, debe a la vez, también, enseñar a comprender la realidad para que los educandos tengan los conocimientos que les permitan ubicarse en la realidad social. El “ayer como experiencia y conocimiento es el saber preciso para situarnos hoy”, la historia es todo lo contrario a una práctica muerta, es más, el historiador se diferencia plenamente de un anticuario, que inapelablemente tenemos en gran cuantía y tozudamente confunden sus roles. Es por eso de la potencia social que genera un historiador en la educación y a la vez un educador instruido en la historia, que necesariamente aportan al progreso y a las exigencias actuales. “El ideal de la nueva educación es incitar a crear en los estudiantes la reflexión y la critica en los escenarios habituales que participen activamente en su educación” por esto es vital convertir el aprendizaje de la historia en un medio eficaz donde el alumno se haga participe de su aprendizaje. Pero para que el estudiante adquiera este aprendizaje hay métodos de la enseñanza de la historia y se concibe por “método” la manera de llevar acabo los fines de la educación con la mayor energía posible. La didáctica es la llamada a revelar los métodos; según me explicó este punto, alguna vez un maestro, hoy vicerrector de una universidad con aíres divinos. Hoy, me hago la siguiente pregunta ¿De que sirve la historia en momentos cómo hoy? De nada podría decirse , ya que las heridas aún no cierran. Pero, sigamos construyendo la vida misma.